“CONVIERTE TU MURO EN UN PELDAÑO”

– RILKE

La motivación es la fuerza que nos impulsa a hacer lo necesario para alcanzar una meta. Es ese instinto que nos empuja y nos mueve desde lo más profundo de nuestro ser.

Esto es más fácil lograrlo cuando tenemos el objetivo claro, la meta bien definida, al punto que podemos ver en la parte alta de “ese muro“, nuestro horizonte con la palabra “M E T A” escritas en él; entonces enfocamos todas nuestras emociones y nuestros sentidos (a veces de forma inconsciente), logrando que cada centímetro de nuestro pensamiento y cada célula de nuestro ser, den pasos firmes en una dirección concreta y motivada desde lo más recóndito de nuestro interior. Brincando obstáculos, rodeando piedras, tapando baches, derribando muros, eliminando pensamientos negativos, quitando envidias y olvidando el egoísmo.

Toda nuestra atención se fija en las metas, nuestras metas. Todo camina a nuestro objetivo y permanecemos en una constante motivación interna. En este factor es imprescindible cierto grado de optimismo e iniciativa, de modo que tenemos que valorar el ser productivos, actuar con tesón y de forma positiva ante los imprevistos.

Gracias a la capacidad de motivarnos a nosotros mismos para llegar a las metas que racionalmente sabemos que nos benefician, podemos dejar atrás aquellos obstáculos que solo se fundamentan en la costumbre o el miedo injustificado a lo que puede pasar.

Además, la Inteligencia Emocional incluye nuestra habilidad a la hora de no ceder en las metas a corto plazo, que pueden llegar a opacar los objetivos a largo plazo; a pesar de que los segundos fuesen mucho más importantes que los primeros, nuestras metas a largo plazo, se construyen por las de corto plazo. ¡Fijémonos una meta hoy! Empecemos a construir peldaños.

Y tú, ¿cuántos peldaños le pondrás a tu muro?